• La regidora Luz del Carmen los hizo amigos
• Los atiende a todos y tiene grandes planes
Tepatitlán, Jal.- Entrar al Mercado Centenario con sus 131 locales, es adentrarse en la historia de los tepatitlenses, que generación tras generación han visitado lo que llaman una mini ciudad. Acudir a echarse una birria, unos maricos, menudo, carne asada, comprar frutas, botas y cinturones de piel, mientras escuchas el ¡Arriba las Chivas! y los chiflidos resonando, es ya una costumbre que viven los habitantes de esta mini ciudad y sus visitantes.
Ubicado a el corazón de la ciudad, fue construido en donde antiguamente estuvo la Plaza de Cañas. El mercado tuvo varias transformaciones durante el siglo XX y concretamente durante la década de los 80 fue levantado de los escombros después de que un incendio acabara con el inmueble y su contenido.
“Cuando me dieron la comisión de Mercados y Comercios me dio miedo, y dije ahora qué hago, yo quería estar en Desarrollo Humano y Participación Ciudadana para estar cerca de la gente, pero qué mejor que el Mercado para estar cerca de la gente. Al principio nadie me quería, me veían con desconfianza, pero me gané la confianza, no te lo presumo, te lo informo, porque me la he ganado con trabajo, ahora casi aquí vivo, todos me conocen y yo los conozco, la gente del mercado es la gente más noble, pero si los desatiendes, si los ignoras, ellos se enojan y tienen razón” comentó la regidora mientras iniciábamos un recorrido por el mercado.
Justo en esos momentos el inspector que estaba en la azotea bajó y le mencionó todo lo que hay arriba. ¿Hay mucha basura? -le pregunto- “Uf! nadie se ha preocupado por el techo, hay casi 43 toneladas entre antenas, tinacos, cables, se filtra el agua de la azotea, es un desorden, yo ahorita estoy quitando cables y con cuidado porque no me vaya a electrocutar, y al rato viene más gente para quitar antenas que están ahí de adorno”. Ahí se despide para volver a subir bajo los rayos del sol.
Entre las cosas que le urge hacer es una mejor ventilación, el calor al adentrarse combinado con el humo de las cocinas es notable, y aunque lo aguantan es algo a lo que no se acostumbran. “Aquí nos estamos asfixiando todos, ese va a hacer un reto grande pero en eso estamos y lo vamos a lograr”, señaló Martín Franco al notar que me estaba derritiendo con el calor.
Los otros ejes comprenden Ecología, el cual con ayuda de los boys scouts buscarán la manera de reciclar lo más que se pueda, y el otro es Turismo, con recursos federales buscan cambiar la imagen del mercado, pintando murales en la entrada y haciendo un libro para contar toda la historia de este.
Mientras entramos, la gente, los locatarios saludan y algunos se acercan para preguntar cómo va algún asunto que tengan pendiente. “No nos podemos quejar, mejor que cualquier administración, nos han hecho caso, aunque más bien nosotros le hemos hecho caso a ellos”, señaló Jorge, comerciante de frutas y verduras que desde hace años está en lugar.
Después de llegar a la segunda planta, Luz del Carmen menciona que va con el locatario más difícil de convencer y el que más trabajo le costó ganarse su confianza. Nos detenemos con Lucio, conocido por todo mundo (hasta yo lo saludo) porque los mariscos que vende saben muy sabrosos, “Don Lucio cómo está, vengo con la reportera del 7 días, le estoy platicando que usted hizo algo muy bonito, dígale que hizo”. “Muchachos -contesta Lucio a carcajadas- me salen muy bonitos, puro artista”. “Él ha sido el más difícil del todo el mercado, me costó mucho trabajo ¿o no?” -voltea con él-, “pues debe de, no soy difícil, soy el más humilde”, dice riendo otra vez Don Lucio y todos los presentes comenzamos a reír.
Ya en un tono más serio don Lucio señala que mejoró las ventanas, sus instalaciones, pintura, mobiliario, porque el ayuntamiento le dio el permiso y antes no podía hacerlo porque no se lo daban y luego se podría hacer acreedor a una multa, “esperemos que la buena comunicación continúe”, finalizó diciendo Don Lucio.

Es así como la regidora nos termina el recorrido. “Yo no tengo porque mentirte ni presumirte, por eso quería que tu vivieras y platicaras con los locatarios, estoy muy orgullosa al decir que son mis amigos y lo que pueda hacer por ellos lo voy a hacer, voy a darle más vida a este mercado con tantos recuerdos y anécdotas, no lo puedo hacer todo en un año, aunque qué más quisiera yo pero lo haré”.
Es así como nos despedimos mientras ella se queda platicando con otro locatario, mientras yo aprovechando la visita me tomo un chocomilk, de esos tan famosos que venden en el Mercado, ya aprovechando el viaje.
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